Publicado hoy 11/6/2009 en La Primera
Derrota política
Por César Hildebrandt
El gobierno ha suspendido por un tiempo indeterminado la vigencia de los decretos de urgencia 1090 y 1064.
Es una derrota política para el gobierno, una admisión explícita de su sangriento error, y una desilusión para el sanchecerrismo del siglo XXI, que lo que quería era un Marañón de sangre.
Es también una luz verde para el reinicio del diálogo. Un diálogo que tendrá que plantearse sobre bases nuevas, la primera de las cuales habrá de ser la del respeto por la intangibilidad de los territorios comunales y la consideración por las tradiciones y los derechos históricos de las tribus que pueblan el oriente peruano.
Es un paso atrás gubernamental que, casi de seguro, no habrá de satisfacer a los dirigentes más radicales del movimiento selvático, cautivos de una prédica que sólo admite victorias absolutas.
Y allí es donde los políticos de izquierda deberían de oponer serenidad a la furia y análisis al rechazo automático.
¿Se quería o no se quería la desactivación de esos decretos?
Pues se ha conseguido. Tiene el nombre de suspensión indefinida porque al adversario, tanto en la política como en el campo de batalla, hay que facilitarle la huida si huida es lo que quiere.
¿Que no se ha derogado el 1090?
En la práctica, está en desuso. Desde el punto de vista legal, ha sido archivado, retraído, desmantelado, a regañadientes engavetado.
Hay que ser muy obtuso para no entender que este es un paso atrás de Alan García y de sus jaurías hortelanas, mineras y forestales.
Me sorprende, por eso, ver y escuchar a la bancada nacionalista encrespada como si nada hubiese pasado, obstinada en conservar invicta su indignación (como si la indignación pudiera ser un capital político que hay que guardar celosamente y no un pasaje que pueda conducir a soluciones).
Es como amar mucho más la cólera, y su teatralización mediática, que la razón y la política. Porque la razón nos impone admitir la realidad y la política no puede ser entendida como aquella pelea de perros rabiosos que García Márquez imaginó eterna y sin tregua en aquel libro dedicado al amor y a otros demonios.
Se comprende que muchos de esos congresistas nacionalistas se sientan especialmente culpables tras aquel desayuno prolongado que los retrasó hace una semana y que le permitió al Apra y a sus aliados seguir jugando con fuego.
Y es posiblemente esa culpa la que, ahora, alimenta el rigor mortis de su capacidad interpretativa.
Porque decir, como han dicho algunos de ellos, que “todo sigue igual” o que “el gobierno no ha querido escuchar” es apostar, irresponsablemente, por el enfrentamiento y la polarización.
¿Que la derogación debe ser una meta en el corto plazo? Es cierto. Pero el espectacular retroceso del gobierno de García podría ser perfectamente entendido como el primer paso de ese proceso.
Con huelgas de hambre plagadas de chocolatinas, con ese falso remedo nocturno de los métodos de Evo Morales, parte de la bancada nacionalista parece empeñada en un propósito de visos surrealistas: que a la tragedia siga la comedia y que a la matanza del viernes último se sume ahora el paro indefinido de la capacidad de pensar.
Quienes estuvimos en la lista de objetivos a abatir de Sendero y de víctimas a embestir del fujimorismo no podemos sino sentir una gran tristeza. Y es que asistir al eclipse de la política y al triunfo solar de las mutuas intolerancias, es tener que reconocer el virtual triunfo de la violencia como método y casi, se diría, como principio.
No estoy entre esos peruanos que alientan el vertido de sangre ajena.
5 comentarios:
maestro Heduardo, el doctor Hildebrandt no sabe de política. Mientras no se solucione la raíz del conflicto este se agravará. Ya vemos como lo que era Bagua se está convirtiendo en un movimiento nacional. La actitud de los nacionalistas es política y el APRA no podrá desalojarlos del congreso ya verá. la solución es la derogatoria y la renuncia de Simon. me sorprende que usted, hildebrandt y alan garcía no se den cuenta de algo que es muy lógico.
la verdad es que si don césar consideraba que esto es una luz verde para el diálogo, ¿por qué tenía que empezar diciendo "derrota política" desde el titular? si lo que necesitamos es que nuestros gobernantes actúen con cordura, que contemplen la posibilidad del diálogo antes de hacer lo que hicieron, ¿por qué mejor no ponderar lo que es bueno? ¿cómo queremos que se piense que dialogar y escuchar los puntos de vista del opositor es lo adecuado cuando hay marchas atrás en situaciones como ésta -que ha causado la muerte de tantos hermanos peruanos- salimos a decir que es una derrota política a quienes nunca quieren ser derrotados o que se les vea como débiles ante la presión del pueblo?
el problema de la selva es muchísimo más complicado de lo que parece, por siglos nuestra selva ha sido objeto de saqueo por parte de los gobernantes, ya sea por el caucho, la madera, el petróleo, su riqueza sin límites y ahora hasta el agua dulce que pronto será más importante que todos los minerales del mundo juntos
si proseguimos así, mirando hacia la selva como una despensa de donde agarrar lo que se necesita para llenar los bolsillos de los gobernates de turno, siendo que no es parte nuestra -está tan lejos de lima- y que sus habitantes son un grupo de chunchos a quienes hay que agarrar a palos y no ocuparse ni por su salud, educación, ni sus más elementales necesidades, seguiremos viendo cosas como éstas
Pues obviamwnte la culpa de estos problemas politicos vienen desde el poder legislativo y ejecutivo, quienes al aprobar leyes que les convengan a ellos mismos (sea por bienes propios), no pensaron en las consecuencias. Pues esto no es ninguna novedad, ya que todos los politicos nos engañan con puras habladurias a la hora de su postulación y nosotros caemos en sus estúpidas historias. No tengo ninguna inclinación a algún partido político, pero la verdad, es que con el fujimorismo no existían este tipo de manifestaciones.
Renzo, con el fujimorismo no te enterabas de las manifestaciones. No es que no existieran. Casi todos los medios tomados por la dictadura, los partidos políticos y otras instituciones, satanizadas; Internet no tenía la expansión actual y los blogs, como este que acoge tu comentario, tampoco existían.
Que te cuenten los que fueron universitarios en esa década, cómo salían a protestar - por ejemplo, contra la destitución de los miembros del Tribunal Constitucional que declararon la inconstitucionalidad de la rereelección de Fujimori - y simplemente no existían en los grandes medios. o eran colocados en el saco común de "sediciosos".
En materia de transparencia y auténtica paz, ese régimen no tuvo méritos. Los problemas se trasladaron al futuro y es una de las causas de la explosiva situación actual
Siempre es una voz autorizada Don César, pero para que el gobierno actúe con cordura, se necesitan de gobernantes cuerdos.
Con Fujimori no nos cansamos de marchar, la prensa nos ignoraba, pero el pueblo no.
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