Sonia Luz Carrillo, Sebastián Salazar Bondy,
mi querido país.
Constancia
Ola de voces
denuncias públicas
rumor de voces
declaración de principios
lemas
llamamientos
humo
homenajes
angustia
mesas redondas
caos
congresos
estropicio
(Y ya no ser inocente)
Haber comido del fruto
del árbol aquel
en el centro del jardín
(Y ya no ser inocente)
Para emocionarse
como un ángel
que observa el paso de otros ángeles.
Ya no ser inocente
y sospechar
las acciones tramadas
en la sombra
olfatear
las menudas ganancias
tras los grandes discursos.
Los menudos embrollos,
las palomas a veces más feroces
que las propias serpientes.
En una misma ruta
lo deleznable
la verdad
y la justicia
Y saber que después de todo
Así es la historia, pues.
Así es la historia.
Todo esto es mi país
Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial
de razas y mitos que fermentan;
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras,
de muchedumbres quejumbrosas y altas sombras heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
Un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un declive florido,
un jardín metálico, longevo, hirviente, que vibra
bajo soles eternos que densos nubarrones atormentan;
Mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla, un guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias crueles,
un plato vacío tendido hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras, con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada, un angustiado grito
un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo la soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que horada los ojos,
un estrépito que apaga todas las músicas terrenales,
un alud de placeres, un relámpago destructor, un arrepentimiento sin culpa
Un sueño de oro, un despertar de cieno, una vigilia torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, una impaciente eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición, un pasado inexorable
y un porvenir de olas, resurrecciones, caídas y festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel,
la miseria del otro, la defección de muchos, la saciedad de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la esperanza, el infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar con el horizonte
y de ahí retorna como una resaca sin fin;
Mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo tan solo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio y el que te da la mano porque quiere;
mi país es la ventana por la que miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramas de melancolía en mi pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas de imágenes sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo a los quehaceres sin sentido,
el trabajo, la fatiga, la enfermedad, la locura, el pensamiento,
la prisa, la desconfianza, el ocio, el café, los libros, las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa y los rostros familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se renueva
y el perro cuya piel es cálida como su amistad;
Mi país son los mendigos y los ricos, el alcohol y la sed,
la aventura de existir y el orden en que elijo mis sacrificios;
mi país es cárcel, hospital, hotel, y almacén, hogar, arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía e inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido;
mi país es líquido, sólido inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo;
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es negro, amarillo cobrizo;
mi país es amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo y delicado, débil y vigoroso, angelical y demoníaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana,
mi país es torre,
mi país es isla,
mi país es arca,
mi país es luto,
mi país es escándalo,
mi país es desesperación,
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque cataclismo,
y llaga, renunciación, aurora,
y gloria, fracaso, olvido;
Mi país es tuyo
mi país es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro, nos lo quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo como un puñal,
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la frente,
como a un hijo, como a un padre, como a alguien cansado que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura, infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando ha alcanzado lo imposible.
5 comentarios:
Gracias Heduardo por la reproducción de este texto. Y sobre todo gracias por la compañía del gran Sebastián Salazar Bondy. Honor inmerecido.
Quiero precisar que este poema fue escrito hace varios años y publicado en mi blog en el año 2007donde puede leerse con su "arquitectura" original que, según veo, el formato de Hojas de Vida no ha permitido copiar.
http://hablasonialuz.wordpress.com/2007/07/14/355/
Hermosos poemas, Heduardo.
Que los lea Alan, urgentemente.
saludos!
buena sonia luz!
y al maestro salazar bondu ni qué decir!
gracias heduardo.
saludos desde chimbote
Estoy bajo la impresión que usted sabe quien es Belle and Sebastian .... wow, just wow! y los poemas ... que tal caja de sorpresas resultó ser usted ...
Alan es peor que un cáncer terminal.
Bellas letras de las que tomaré nota y aprenderé.
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