EL OTRO ASCENSOR

La portada de hoy jueves de la revista Caretas



Informe de los urracos de Caretas sobre el escandalete de moda entre el magalizado público de nuestro país, y un artículo de AAR poniendo los puntos sobre las íes.





La paradoja de las verdades
Por Augusto Álvarez Rodrich

Hay verdades que no debieran interesar al periodismo.


El periodismo plantea, con frecuencia, dilemas como el hecho de que, siendo un oficio cuyo primer compromiso es con la verdad, debe ser consciente de que no todas las verdades –como las vinculadas a la intimidad y a la privacidad de las personas– deben ser contadas.

La verdad es el primer compromiso –no negociable– de un periodista, el cual está por encima, incluso, del compromiso que, sin duda, se debe tener con la audiencia a la que uno se dirige (los lectores, oyentes, televidentes o cibernautas).

Con frecuencia, el interés de ‘la verdad’ y de ‘la audiencia’ van de la mano; pero, a veces, no. Hace poco, por ejemplo, todos queríamos que ‘La teta asustada’ ganara el Óscar, y cuando algunos periodistas comentaban que les parecía que sus competidoras eran mejores, producían molestia. Qué importa: la verdad debe ser dicha incluso si incomoda a la audiencia.

Pero ‘la verdad’ debiera interpretarse, en este contexto, en plural y sin posiciones dogmáticas ni absolutistas. Lo que es tu verdad puede ser diferente de la mía, la cual podría cambiar mañana si tomo conocimiento de un hecho nuevo que motive una nueva creencia. Más que la verdad, entonces, debiera interesar la vocación por querer acercarse, con honestidad, a ella.

La verdad en el periodismo se debe expresar “sin piedad” –como propone el aviso publicitario de mi programa en Radio Capital–, pero hay verdades que no debieran interesar al periodista que quiere ejercer el oficio con decencia. Estas muy rara vez están alrededor de los conceptos de la ‘seguridad nacional’ o la ‘gobernabilidad’, que estoy sospechando que fueron inventados por políticos interesados en callar a los periodistas.

Sí están, en cambio, y sin duda, en el terreno del derecho a la privacidad y a la intimidad de todas las personas. Desde las desconocidas como en el respeto elemental que el periodismo debe tener –y con frecuencia no tiene– por quienes atraviesan el drama de un familiar muerto; hasta las personas públicas.

La excepción al principio del respeto que el periodismo debe tener por la privacidad de la gente ocurre cuando este se contrapesa con el derecho de los ciudadanos a conocer hechos relevantes para ellos, como, incluso, aspectos de la intimidad de las personas públicas que influyan en el modo como estas deciden sobre el destino del país o de los ciudadanos. La intimidad también podría ser invadida cuando no hay otro modo de probar un mal uso de recursos del erario o un tráfico de influencias.

Salvo muy pocas excepciones como esas, la privacidad y la intimidad de las personas –desde la del presidente de la República hasta la del ciudadano desconocido– siempre deben ser respetadas.

Publicado el 3/6/2010 en La República

6 comentarios:

carzaps dijo...

claro, cuando "la verdad " se aflora mediante una cobertura mediática los periodistas terminan siendo los "dueños" de la verdad, propietarios del tamiz , de lo que la ciudadanía debe o no saber. Internet es una vía para dejar de ser vasallos de la verdad mediática.

Steve dijo...

viendo el espejo, donde esta la mano de lucar? alguien mas lo ve?

Steve dijo...

Y la verdad que los periodistas omitieron cuando uno de los suyos se mato en auto por manejar borracho??
y no digan que no fue asi.

Calixto Garmenia dijo...

A la sociedad peruana le encanta "la television basura", ergo por esos y otros motivos tenemos harta basura en los medios.
El periodismo no es sino un reflejo de la realidad, tal como somos y nos vemos.

Necia dijo...

ay sí, y entonces no se sabría nada del hijo de alan, ni de la hija de toledo, ni nada de las ampayadas que el mismo lúcar propala desde hace años cada vez que le da la gana

ahora que le dan cucharada de su propia medicina, no le gusta

hum... me parece que esta es una forma mátala-callando que usó aar para tocar el tema magalezco sin parecer que se subía a la combi de los que hacen leña del árbol caído, y de paso, tú tbn necio. si no le/te parece que se debe hablar del tema, no lo posteen pues, pero les gusta la cochinadita

Chicho dijo...

Sugerente punto de vista de AAR, ahora, siguiendo la semiotica del encuadre del ascensor, el brazo extendido del Sr Bigote nos da muestras de una clara cogida de nalga.