MARTÍN ADAN ENCONTRADO

Martín Adan por Enrique Polanco




















Tres poemas de la poesía temprana de Martín Adan y una imagen que encontré en la red a una hora no tan temprana.
Se trata de una pintura multicolor del gran poeta realizada por el artista pop impresionista (así lo llaman) Enrique Polanco que hace buen tiempo estaba buscando. Anteriormente ya me había encontrado con ella, pero siempre en versión miniatura y no como esta de 900 x 1069 pixeles. Aunque suene frívolo, este
es el tipo de cosas que no me dejan conciliar el sueño.

Litoral

En el steamer de un Capstan que huma los añiles
del horizonte primo, del gris amoratado,
navego por gaviotas que sucumben a miles
y por islas de vidrio que se apartan a nado.

Las nubes camareras de a bordo, en sus mandiles,
con helias ceras lustran el vapor encerado.
-Día, uña esmaltada, sonrojo de marfiles
en la vergüenza boba de haberse desnudado...

Yo traigo en la maleta mi pipa de cerezo
y en la boca la menta de un exquisito beso,
capricho de tres dólares, caramelo redondo...

-La playa, que bucea, se trae caracolas-:
el cielo, el sol...-, los huesos náufragos de las olas...
Señal de que ha bajado hasta el fondo más hondo.

El sol

El sol brincó en el árbol.
Después, todo fue pájaros.

Lejos, caía lluvia
del cielo de tus manos
-un cielo pequeñito,
lívido, solitario-.

Hora el cielo es distancia,
ceguedad, aletazo...

El sol tiene en el árbol
inquietudes de pájaro.

La rosa

Pura rosa de teoría...
olor y color mental,
forma de melancolía...

Un ánima ajena mía,
deshacía y rehacía
nulo proyecto espiral.

Pura rosa de teoría,
olor y color mental,
forma de melancolía...

Mi rosa de pensamiento
en el espacio real.

Todo, todo fue un momento.

En el vaso de cristal,
cuerpo de la luz, había
la materia de lo ideal.

Pura rosa de teoría,
olor y color mental,
forma de melancolía...

El alma que sostenía
el divino movimiento,
situaba en el mundo, tento,
la creatura nadía.

Intimo tiempo cundía.

Fue un ánima ajena mía,
traspasando su deseo;
quien en la rosa que veo
vio la que no se veía.

Un ánima ajena mía,
en un vaso de cristal,
plenaba, a la luz vacía,
de olor y color mental,
forma de melancolía.

Pura rosa de teoría...

En la angustia, todavía,
claro incolor espiral.

Era la rosa absoluta
en la rosa resoluta.

Sensos miserandos pía-
mente cesaban. Rosal
de espíritu se sabía.

¡Ah, la rosa material!...

2 comentarios:

Milton Vela dijo...

Comentario para un blog esférico:

Maestro Heduardo, te escribo este comentario porque tu blog es muy bueno por donde se le vea. Cuánto se pierden aquellos que sólo te siguen por tus tremendas caricaturas, si supieran que en tu blog hay mucho, mucho más. Vamos a contarlo en los canales Taipá de Facebook y Twitter, y en el blog, por supuesto.

Un abrazo desde Café Taipá!

verdemundo dijo...

El sol brincó en el árbol.
Después, todo fue pájaros.

(quién podría descubrir un amanecer como Martín?)

El sol tiene en el árbol
inquietudes de pájaro.

(no me atrevo)