LOS MAMANI Y LOS VERA GUTIÉRREZ

Como ustedes saben, Patricia del Río es la columnista estrella de este blog y sus columnas son tan buenas que también las reproducen en Perú 21. Las fotos que ilustran su excelente artículo han sido tomadas de su Facebook.















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Zona VIP
Por Patricia del Río


Desigualdad. Sin lugar a dudas, esa es la palabra que define nuestro mayor problema. Y no me refiero a la inequidad puesta en evidencia por el último informe del PNUD, según el cual si usted nació en Lima tendrá muchas más posibilidades de ser atendido en un hospital a que si tuvo la desgracia de nacer en Huancavelica, donde solo hay cinco médicos por cada 10 mil habitantes.

No. Hay un tipo de diferencia en nuestro país que no necesariamente está ligado a la mala distribución de la riqueza o a la pésima suerte de vivir a más de 3,500 metros de altura. Se trata de una brecha que se alimenta de la tóxica y vieja creencia de que el Perú tiene dueños.

¿Qué podemos pensar, sino, cuando escuchamos al mafioso Alberto Quimper abogando ante el señor Daniel Saba por los amigotes del entonces premier Jorge del Castillo? ¿Acaso el Estado funciona con la misma eficiencia para todos los peruanos? ¿Es tan ciudadano el dueño de la petrolera Monterrico como el poblador de Islay que bloquea la carretera? ¿Están igual de abiertas las puertas del Congreso de la República para los aguarunas que para las autoridades de la Universidad Alas Peruanas? ¿Alguien les consulta a los pobladores de Cocachacras antes de concesionar sus tierras para la minería?

Empresarios, políticos y autoridades saltan hasta el techo cuando un grupo de pobladores toma una vía pública para ser escuchado. Y hacen bien en indignarse. El bloqueo es un delito que atenta contra la vida de miles de víctimas inocentes, y debemos condenarlo siempre. Pero, ¿acaso hemos visto al señor Briceño, de la Confiep, encenderse de cólera porque determinados empresarios se meten por la puerta falsa del Estado para que se legisle a su favor? ¿Alguien ha gozado a un Velásquez Quesquén indignado con aquellos que mueven “sus influencias” para que les bajen y suban aranceles a su antojo? ¿Ha despotricado con ira algún político contra los que hacen lobby para que les condonen sus deudas tributarias? ¿Es acaso más bárbaro bloquear un camino que usar el Estado como botín y tratar a los funcionarios públicos como chupes?

El escándalo de los 'petroaudios’ no es, como nos quieren hacer creer, la historia de unos vivazos que palanganeaban para llenarse el bolsillo de jugosas comisiones. Bueno fuera. Es el reflejo de un país donde a los Mamani les sueltan la Policía cuando rompen la ley para ser escuchados, y se les tilda de salvajes cuando reclaman lo que consideran justo; pero a los Vera Gutiérrez se les contesta el teléfono, se les recibe en salas y cocteles, y se les mueven todas las influencias para ayudarlos a empujar su negocio.



Patricia del Río, antes de escribir esta columna.











Publicado en Perú 21 el 23/4/2010

3 comentarios:

sergio. dijo...

tremendo suspiro...

Carlos Morales dijo...

La verdad no se que es lo más desconcertante de Patricia Del Río, su mirada, o sus palabras. Pero ambas te dejan parado al borde del abismo de tu incertidumbre,...algo así como dejarse llevar por la corriente del río, pero que río, señor!.
En algo estamos de acuerdo, es la columnista estrella de este Blog y Peru21 repecha sus excelentes artículos.

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Heduardo:

1. Quisiera agregar algo a este valioso comentario. Lo que ha pasado con los petroaudios es muy similar a lo ocurrido con los Vladivideos. En ambos casos lo que están haciendo es revelar nuestra verdadera identidad, nuestro oculto interior peruano.

2. Porque la corrupción no empezó con Montesinos ni con Químper y León, como algunos pretender decir para defenderse o auto absolverse (“ellos son los corruptos; así lo dicen las pruebas. Nosotros no porque no figuramos allí”).

3. Lo que pasa es que, así como estos han negociado (y así como hablan), es cómo se hace empresa en el Perú. Y aquel que diga que no, o miente, o no es peruano. Lo que han hecho los modernos medios tecnológicos es refregarnos en la cara cómo somos, cómo actuamos y de qué manera hablamos cotidianamente cuando nos desempeñamos en los "grandes negocios".

4. Por eso, la importancia social de estos fenómenos es que nos permite irnos aceptando cada vez más y decir abiertamente que "así somos todos", y no solo aquellos que han sido "pescados". Nuestra clásica hipocresía nacional nos ha impedido por mucho tiempo admitir estas verdades, pero ahora ya son diáfanas y claras: así se trabaja en nuestro país: sin licitaciones, a dedo, de acuerdo con los amigos de turno y entre lisuras y lenguaje coprolálico.

5. Ahora entonces nos explicamos por qué hay tanto "faenón", por qué las obras se entregan a quienes no las merecen y por qué tantas grandes empresas se preocupan más de la política que de hacer sus actividades: porque la puerta de entrada a cualquier obra importante en el Perú es Palacio de gobierno. Si no acudes allí, simplemente estás fuera, pierdes la buena pro, no progresas, quiebras y te embarga la SUNAT.

Muchas gracias.