La esperada primera columna de Augusto Alvarez Rodrich en
La República:
GARGANTA PROFUNDA
Augusto Álvarez Rodrich
El valor de la prensa independiente para un país.
A Mark Felt no lo conocía nadie, pero todos sabían quién era ‘garganta profunda’. Murió el jueves, en Santa Rosa, California, a los 95 años, y hace más de tres décadas propició cambios profundos en la política estadounidense y en el periodismo mundial.
A inicios de los setenta, mientras era el número dos del FBI, fue la fuente secreta que le reveló a Bob Woodward, entonces reportero bisoño de The Washington Post, las irregularidades que el presidente Richard Nixon realizaba con el fin de espiar a políticos rivales.
Los datos de ‘garganta profunda’ –alias que aludía a la película pornográfica más conocida de la historia, entonces recién estrenada– les permitieron a Woodward y a Carl Bernstein concretar la investigación periodística más célebre por sus notables consecuencias políticas.
Principalmente, traerse abajo la Presidencia de Nixon por inmoral, reforzar la influencia de la prensa independiente, y motivar a miles de periodistas de todo el mundo a entender el oficio como debe ser, es decir, como un medio para advertirle al poderoso del riesgo que corre si se porta como un truhán.
Para unos, Felt fue un traidor; para muchos, un héroe moral. Pero ‘Woodstein’ –la abreviatura con que Ben Bradlee, el director del diario, llamaba al par de reporteros– mantuvo en estricta reserva su identidad tal como se le garantizó, hasta que, en el año 2005, él mismo la reveló.
Antes, sin embargo, a nadie se le ocurrió la prepotencia de exigirles que revelaran sus fuentes informativas, como algunos congresistas pretenden hacer ahora en el Perú con los que participaron en la revelación de los ‘petroaudios’, y para lo cual están presionando de distintas maneras a los jueces.
Esto ocurre dentro del esfuerzo del gobierno por ‘voltear la página’ de Rómulo León; por consolidar la posición absurda de que toda crítica al presidente Alan García constituye una herejía que afecta al sistema y a la “confianza social” requerida para las inversiones; y por notificar a los que pretendan realizar denuncias similares sobre lo que les podría pasar.
El progreso de una nación no solo comprende los aspectos materiales. También su decencia, y esto implica combatir a la corrupción, venga de donde venga, caiga quien caiga.
Para ello, como decíamos ayer, es fundamental el papel de la prensa independiente, por lo que le agradezco sinceramente a La República el privilegio que me brinda de estar, desde hoy, en contacto diario con sus lectores con el fin de ocuparme de temas como estos. Hasta mañana.
2 comentarios:
Bravo AAR!
Mark Felt esperó 30 años, no creo q se pueda volver a repetir.
Publicar un comentario